Una mañana de otoño Semilla fue lanzada por la ventanilla de un coche. Cayó de bruces en la Tierra que la abrazó y le dió la bienvenida .Don Viento la meció y la dejó caer cerca de un montón de hojas amarillas y marrones. Semilla se quedó dormida debajo de las cálidas hojas y cuando se despertó, los rayos del Sol brillaban con más fuerza de lo que ella recordaba. Semilla intentó moverse pero no pudo. Le habían crecido unas piernas largas y fibrosas. Sus piernas nuevas se hundían en la tierra.
-¿Qué me pasa?- preguntó Semilla.
- Has dormido durante mucho tiempo. Ya ha llegado Primavera y tú has crecido -contestó Brisa.
Semilla se miró. ¡Era cierto!No sólo le habían crecido las piernas. También su cuerpo se había transformado. Ahora era más alta y su cuerpo era más esbelto.
Un pájaro, que se posó en su hombro le contó que Primavera había vestido a Campo con su mejores galas.
Semilla estaba feliz. Un árbol grande que crecía cerca de ella le dijo:
-Dentro de unos años serás tan grande como yo. Los niños vendrán a jugar a tu sombra y muchos animales vivirán en tu cuerpo.
Semilla quería crecer rápido. Abrió sus verdes manos, estiró mucho sus piernas y comenzó a estirarse, a estirarse y a estirarse para intentar llegar al Sol.
-No seas impaciente. En la Naturaleza todo tiene su tiempo y su ciclo- le dijo el árbol
- ¿Eso no se puede cambiar?- preguntó impaciente Semilla.
-No- respondió Arbol.
Semilla empezó a disfrutar cada día del Sol, de la compañía de los animales y de sus amigos del campo. Dejó de pensar en crecer y ... creció.
Qué lindo!!! Me encantó. Se lo leeré a Kiara. Un beso grandote, Adriana.
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